Una construcción costosa

Posted by Fardus on 10:14


Historias ocultas del mundial en Sudáfrica

Artículo publicado en el periódico Die Zeit.

Autor: Bartholomäus Grill

Traducción: Fabiola Flores

En la copa mundial de fútbol en Sudáfrica muchos deseaban ganar, pero como lo muestra la historia del estadio de Mbombela, terribles fueron también los daños que las batallas por las ganancias ocasionaron. En estos días toda Sudáfrica se volvió loca por el fútbol y nadie estuvo dispuesto a escuchar más sobre los contratiempos y las malas planeaciones de lo que ha sido hasta ahora la Copa del Mundo 2010. Pero esta historia debe ser contada antes del pitido final, pues ella nos provee de una enseñanza, donde todo puede fracasar, cuando a un país emergente se le adjudica un mega-evento global. La historia se desarrolla en Nelspruit, una mediana ciudad de Sudáfrica, en la que el despilfarro de millones de pesos y la terrible corrupción, generó una aterradora pelea por la asignación de las ganancias. Sin olvidar también a los revolucionarios adolecentes que aún exigen mejores condiciones de estudio.

Es la historia del estadio Mbombela, una prestigiosa arena para más de 43 500 espectadores en el que se han gastado al borde de cien millones de euros y sólo cuatro partidos han tenido lugar allí, sin olvidar que sólo 360 minutos del torneo han sido jugados en la ciudad de Nelspruit. La parte triste de esta historia, cuenta Bonny Mahlala, es que ha perdido a su esposo. Se llamaba Jimmy Mahlala, era el vocero de la administración estatal y tenía información sobre ciertas irregularidades monetarias en las concesiones a las constructoras. Mahlala quería descubrir al criminal y denunció a Jacob Dladla director de la administración, cosa que lo puso en una situación embarazosa.

El 4 de enero de 2008, cerca de las 8 pm se metió un desconocido en la casa de Mahlala, situada en el pueblo de Kanyamazane con número 3432, éste le disparó muy de cerca ocasiónandole la muerte; el hijo de Mahlala, con 19 años de edad, se interpuso en su camino y recibió también una balazo en la pierna. "Escuché los disparos en el primer piso y después vi como el asesino huía" dijo, Bonny Mahlala. Su esposo murió en el lugar del crimen.

Bonny Mahlala es una mujer elegante, con mucho autocontrol, pues no dejó mostrar su tristeza. Lo primero que dijo fue que su esposo aún estaría vivo y sus ojos no estarían humedecidos si la copa del mundo no hubiera sido en Sudáfrica. "Jimmy murió sobre el campo de fútbol en Mbombela". Casi el mismo día, solo que un año más tarde, fue asesinado Sammy Mpatlanyane, el vicedirector del ministerio de deporte del gobierno local. También él ambicionaba mucho.

Una comisión de investigación descubrió que habían sido desfalcados, por millones de euros, en la construcción del estadio. Se trató de un acuerdo clandestino de la empresa proveedora, la cual elevó el precio del acero, cemento y demás artículos de construcción, gracias al soborno de algunos funcionarios, los cuales habían otorgado abiertamente el encargo. La comisión recomendó suspender del servicio y demandar jurídicamente a Dladla, administrador de la ciudad, así como al director de las tres empresas, las cuales coordinaron la construcción del estadio.

"Eso no conduce a nada" dijo resignada Bonny Mahlala. Una vez que se ha oído la historia de la viuda, se ve al estadio con otros ojos, éste está a 7 km fuera de la ciudad, es una notable construcción con 18 pilares sobresalientes que recuerdan al cuello de una jirafa. Los asientos han sido estampados al modo de una cebra. Fue nombrado „África Salvaje” por el arquitecto Mike Bell, su diseñador. A los fans europeos les encantó la arena, la cual corresponde a todos los cliches que los blancos tienen al respecto del continente negro.

Y nadie ha sospechado que el concreto del estadio ha sido mezclado con sangre.

Entretanto se ha dado parte de la presunta orden de asesinato. Se sospecha de un político de alto rango del Congreso Nacional Africano (CNA) que había sido contratista. La CNA es omnipotente en la provincia de Mpumalaga, éste gobierna no sólo el estado sino casi todos las ciudades y comunas. Y en muchas administraciones, los compañeros, compiten y se obstinan por obtener los lucrativos y poco trabajosos puestos.

En Nelspruit, que queda en la región de Mbombela, las tentaciones son particularmente más grandes. Es una provincia con más de 220 000 habitantes y pertenece a una de las ciudades que más rápido a crecido en Sudáfrica. Está cerca del corredor Johanesburg-Maputor, que es una de las principales arterias del comercio en el sur de África. En los alrededores se está extrayendo oro y manganeso, también se producen muebles y se manufacturan diferentes productos de papel. Nelspruit es también la puerta hacia el famosísimo Parque Nacional Kruger, que anualmente es visitado por millones de personas. En medio de un clima subtropical crecen muy bien el tabaco, los cítricos, las bananas y las cañas de azúcar. La depresión de Nelspruit resalta como un paraíso, que viene de la clara y árida sabana en el centro de África.

Sólo encontramos en medio de ese paraíso un gordo y blanco elefante: el Estadio Mbombela. Hein Mentz, el presidente de la unión de Rugby de Mpumalanga, lo nombro el „Elefante Blanco“, un proyecto infructuoso „que nadie quería y que nadie necesitaba“. Nelspruit no tiene ni un conocido equipo de futbol ni un equipo de Rugby, con el cual puedan utilizar el estadio de Mbombela después de la copa mundial. El dinero fue desperdiciado, y los costos de manutención serán gravados al presupuesto nacional.

La primera víctima de la planificación fue la gente de pueblo de Matsafeni, a la cual les pertenecía dicha tierra, sobre la que hoy está construido el estadio. Ellos fueron engañados como sus primeros antepasados durante el sistema colonial. Sólo que esta vez fueron los mentirosos funcionarios de la administración local de Nelspruit, que convencieron al clan de Mdlulis, dándoles el equivalente a diez centavos por cada una de las 69 hectáreas, un precio realmente simbólico. De dicha área fue robado un pedazo de tierra tribal durante el siglo XIX, que en el 2003 había sido recuperado por la ciudad. El escándalo se hizo público, un abogado logró anular el contrato y al final consiguió concertar una compensación de 800 000 Euros.

Pero ¿Qué ocurrió con las dos escuelas que debían estar sobre el terreno del estadio? Los estudiantes tuvieron que trasladarse sin vacilar, y ser metidos a presión en una especie de Contenedor. Una solución temporal, aclaró el Ministerio. Estas cajas de lata, eran tan estrechas y calientes que no podía "aprender", dice Amanda Sifunda, un enérgico joven de 17años de edad, quien encabeza el Consejo de estudiantes. Paciencia, paciencia, consuelo, el ministerio, les proporcionará una nueva escuela. Pero después de dos años, los niños todavía están sudando en los contenedores. "Estábamos muy molesto y queríamos que el Gobierno finalmente cumpliera su promesa. Como se gastaron grandes sumas de dinero para la Copa Mundial, mientras nosotros nos guisamos en nuestras cajas de lata“. Los estudiantes se declararon en huelga, prendieron fuego a sus escuelas temporales y bloquearon la puerta principal del estadio. La policía tomó duras represalias y disolvió la manifestación con garrotes y balas de goma. Muchos estudiantes resultaron heridos y los líderes fueron llevados a la cárcel. „Y todo" a causa de este maldita copa mundial“, gritó Sifunda.

El estado político de Mpumalanga quería la arena a toda costa y que de hecho se financiara con cargo al presupuesto federal, dijeron los funcionarios del CNA… funcionarios, ingenieros, contratistas y proveedores, todo el mundo quería ganar la Copa del Mundo. Y así se inició en Nelspruit una guerra que costó en cinco años, la vida de diez personas, entre ellos ministros, parlamentarios y administradores. En medio de todo esto, la administración de Nelspruit se paralizó para asegurar la ciudad, casi por poco se anula dicha ciudad como sede de la Copa Mundial.

Para evitar una situación lamentable el gobierno mando limpiar a fondo con la ayuda y la integridad del hombre de negocios Lassy Chiwayo. A fines de 2008 fue alcalde de Nelspruit. "Un trabajo poco peligroso", dice con una sonrisa en su despacho de madera. Ha recibido amenazas de muerte por teléfono celular, su nombre está, supuestamente, en una lista negra. „Mi familia quería que yo saliera rápidamente de la política ", dijo Chiwayo. Sin embargo, un veterano de la CNA, que continúa en resistencia contra el apartheid y que a menudo puso en peligro su vida y sobre todo que ha sobrevivido a cinco años de prisión, permanecerá allí y no se dejará intimidar tan fácilmente. El disparó al administrador de la ciudad, la reducción de la corrupción y la ablución de la burocracia "es nuestro trabajo, así como servir al pueblo y no a nosotros mismos", dijo Chiwayo. Entonces el alcalde se entusiasma con la Copa del Mundo, el desconocido Nelspruit se levanta ahora como el escenario mundial. El 2010 ha dejado tras de sí una mejora en la infraestructura, que se utilizará como centro o plataforma económica de la región". Por último, enumera todo lo que se ha construido en su ciudad: carreteras, puentes, instalaciones deportivas y de ocio, las comunicaciones modernas, el centro comercial e incluso i‘Langa, un mercado para los pequeños comerciantes. „La economía local está en auge, tenemos que agradecer a la Copa del Mundo“.

Antes, en la lucha contra el apartheid, teníamos el lema „Antes de la liberación es la educación" dijo Masondo Thokozile. "Hoy es evidente: La Copa del Mundo es más importante que la educación". Pero el director de la Escuela Secundaria Clarke Cirilo es feliz: hace unos días, a los 732 estudiantes se les permitió mudarse a una nueva construcción. Por fin de vuelta a lo fresco, a espaciosas aulas, a patios de recreo con sombra, a una cocina escolar e incluso a un centro de cómputo. "El ambiente ha girado, y todos los estudiantes han disfrutado con interés la Copa del Mundo."

"La Girafa me mira", señala Sylvester Mnisi mostrando los puntos de color naranja en los pilares del estadio. En el cielo se extiende el cuello de la jirafa, justo detrás de las cabañas donde vive su familia. "Al principio pensamos que también nos echarían”, dice Mnisí, "porque cuando todo el mundo estuviera mirando el bello estadio nuestros Mkhukhus no encajarían bien en la imagen“. Mkhukhus son las casas tradicionales de barro y cañas. Mnisí nació allí hace 25 años, nunca ha ido a otra parte. La familia se mantiene con unos cuantos pollos, de sus campos de cosecha, del maní, del aguacate y de la caña de azúcar. Es suficiente con eso. Pero la situación ha mejorado. El padre de Mnisis obtuvo un trabajo en el estadio y las mujeres venden refrescos, frutas y cigarrillos a los trabajadores de la construcción, y sobre todo, la esperanza de conseguir ingresos adicionales cuando los aficionados llegan al estadio.

Sin embargo, no todo el mundo en Matsafeni comparte la misma esperanza. "Las entradas al Mundial, son un lujo que no nos podemos permitir", dice un viejo, arrastrando los pies sobre los polvorientos baches de las lomas justo detrás de las chozas. "Sólo tuvimos unos pocos puestos de trabajo y cuando el estadio estuvo listo, nos quedamos nuevamente sin trabajo ¿Qué tiene la Copa del Mundo? Basta con mirar a nuestro alrededor, y ver la pobreza en que aún estamos viviendo. Ni siquiera tenemos agua potable."