El tiempo, es sin duda una de las palabras más significativas y demostrativas de la complejidad del universo. El tiempo es vanalizado y construido como un imaginario que no tiene idea de lo que significa aquello que acontece con aquellos procesos que pasan en el tiempo y en un espacio finito materialmente como la tierra o en una escala menor como nuestro país, México. Nuestros procesos moldean las realidades en el espacio. Nuestra realidad, su realidad, tu realidad se convierte así en significancia con el espacio.

Así el tiempo debe ser valorado, permitir el desperdicio de seis años más, es muy perjudicial. Las carreteras construidas, las presas hidroeléctricas y sus monumentos no representan las necesidades de desarrollo de un individuo, y me refiero a desarrollo en el sentido temporal, no material. Y eso porque el desarrollo es un proceso cuando menos el de vida es finito para el ser humano, cuando menos desde la realidad material, no metiendome en este caso con la espiritual. Si pensamos ese desarrollo como un proceso infinito e inmaterial, el desarrollo se convierte en un concepto abstracto y muy lastimoso para la sociedad. El desarrollo no tenía ese problema conceptual en su genética hasta que se construyó el fuerte imaginario capitalista, engañando a la naturaleza humana y permitiendo apoderarse de esa acumulación material pero de origen abstracto.
No me resigno, ni ne conformo con ese resultado.

Tampoco quiero discutir sobre que tanto ese sistema nos representa, y que tan importante era que nos governara un centro-izquerdista como Andres Manuel, y no en la larga noche de la telenovela mexicana de tercera categoría. El anarquismo me parece tan respetable teoría y acción histórica que arropó tantas luchas y logros, como los laborales, salud, como para vanalizarlo. Yo diría que se acerca mucho más la actitud conformista y poco activa en esa realidad con el Postmodernismo como menciona David Harvei en su obra de la condición de la Postmodernidad.

Rodrigo