SOBRE BODAS Y ESCUINCLES

Posted by Yolanda Robledo-Arratia on 0:14



Hola.

Como ya todos deben saber, el 21 de diciembre la Asamblea Legislativa del DF aprobó los matrimonios entre personas del mismo sexo además del derecho de adopción a parejas de este tipo. Dicho acto ha generado una polémica tal que ha dejado ver lo rezagada que se encuentra la mentalidad de muchos mexicanos. Llenos de prejuicios e ignorancia, lamentablemente.
Por un lado, los políticos y la Iglesia (¡lo bueno es que vivimos en un estado laico!) intentan imponer su propia moral e ideología fundamentalista a la sociedad, mostrando el odio, miedo y repugnancia hacia la pluralidad. No entiendo, ambas "instituciones" piden un país más justo y libre y son ellas las responsables de que se mantenga un trato desigual y excluyente.
Por otro, la sociedad conservadora (y muchos de aquellos llamados liberales) también loo reprueban.
Tanto unos como otros han expuesto las razones de su oposición.
Dicen "NO" al matrimonio y adopción homosexual por no tratarse de algo "natural", pero su argumento se torna inconsistente, pues sólo lo aplican cuando se trata de este tipo de arreglos sociales que los escandaliza, pero no lo hacen para otras situaciones, como pueden ser los avances tecnológicos (es ANTINATURAL volar así sea en avión, pues no tenemos alas; tratar el cáncer, pues de manera natural moriríamos... y sandeces del estilo); a ellos les digo que la relación órgano-función es fortuita (¡y más lo es la existencia de los humanos!), la naturaleza no "nos hizo" hembra y macho por alguna lógica extraña o determinista.
De la misma manera, afirman que las prácticas aprobadas dañarían mentalmente al futuro de las sociedades: los niños; viéndose el retraso cultural en que están inmersos, pues después de un largo periodo de lucha, en 1990 la Organización Mundial de la Salud suprimió a la homosexualidad de la lista de enfermedades mentales, ya que se comprobó que no existían fundamentos para tal afirmación, y quedó estipulado que la homosexualidad es una ORIENTACIÓN (en ocasiones una preferencia), una forma de expresión de la sexualidad que ha existido desde todos los tiempos y que no afecta en nada la estabilidad de las personas o las sociedades. Es más, leí un estudio (Patterson y Wainwright, 2007) donde se evaluaron los aspectos psicológicos, sociales, de autoestima, de personalidad, de identidad sexual, de drogadicción y desempeño escolar, a un grupo de adolescentes viviendo en familias homoparentales y se les comparó con aquellos pertenecientes a familias ortodoxas y se vió que NO EXISTEN diferencias o tendencias negativas en un grupo u otro.
Muchos tienen el erróneo pensamiento de que ser homosexual es sinónimo de acoso, pedofilia, pederastia y prostitución, cuando no es así, y sin que se vea tendencioso, es preciso decir que estas prácticas son mucho más frecentes entre heterosexuales.
Dicen que es un atentado contra "LA FAMILIA" como institución, pasando por alto la situación REAL de las familias en Méxicoy el mundo (familias tradicionales; padres/madres solteras, homoparentalidad, matrimonios con hijos producto de relaciones anteriores, etc.); que no es necesaria la presencia física de 2 sexos para el correcto desarrollo de un hijo, pues la presencia física NO garantiza nada, lo que importa son los lazos que se creen.
También están los que intentan verse muy "OPEN MIND" y salen con frases como "estoy a favor de SUS derechos. Respeto a los gays, pero que no se exhiban, ¡¡es asqueroso!!, ¡¡grotesco!!... tan solo imaginar lo que pueden hacer en la cama...". Nuevamente, es contradictorio sentir asco por aquello que se respeta.
En fin, debo decir que de manera subjetiva NO creo en el matrimonio, pues lo considero un comportamiento caduco, restrictivo, poco factible (¡¡para TODA la vida °_°!!) y generador deproblemas en las relaciones amorosas. Tampoco deseo tener hijos, pues no está fuertemente arraigado a mí el deseo de dedicarme enteramente a alguien para formarlo, educarlo en un ambiente seguro, de respeto y libertad, para hacerlo una persona abierta, útil a la sociedad... y creo que el 99.9% de los que procrean ¡tampoco lo están!
A pesar de ello, sé que uno de los objetivos principales de mucha gente son prescisamente casarse y tener hijos. Si todos tienen ese deseo, ¿por qué ha de restringirse a los heterosexuales? Debe ser un derecho UNIVERSAL, pues no hay agresión, barbarie o aberración donde hay amor y respeto, en el caso de los matrimonios. Y en el más escandaloso asunto de adopción, lo importante es que el niño crezca rodeado de amor, garantizándoles un ambiente óptimo, lejos de prejuicios e ignorancia.
Sé muy bien que la medida tomada por la ALDF no impulsará por sí sóla la comprensión, aceptación y respeto de la diversidad en la sexualidad humana, pero sí nos pondrá a todos en una situación más igualitaria en cuanto a derechos civiles se refiere.
Sólo me gustaría terminar remarcando que yo creo que categorizar cualquier aspecto de la personalidad es erróneo, pues ésta (y la sexualidad de manera particular) "va del blanco al negro en TODOS los tonos de gris", pero a la vez estoy convenciada de que, en distinto grado, todos somos pansexuales aunque la mayoría lo reprime.

Al respecto, les comparto una opinión publicada por Denise Dresser en el número 1733 de la revista Proceso publicado el 18 de enero de 2010. Aunque en casi todos los puntos se refiere explícitamente al matrimonio, bien puede extenderse al asunto de la adopción.


¿Quiénes son los verdaderos pecadores?
Denise Dresser


MÉXICO, D.F., 18 de enero.- Para: Cardenal Norberto Rivera; Hugo Valdemar, vocero de la Arquidiócesis; Esteban Arce, César Nava, Mariana Gómez del Campo, los arzobispos y ministros griegos y evangélicos, y muchos mexicanos más.
Asunto: Preguntas sobre su oposición al matrimonio homosexual y la postura que han asumido ante su legalización.

-El cardenal Norberto Rivera ha dicho: “México es un país que ama a la familia; es su célula fundamental y el centro de cohesión social. Es por ello que vemos con profunda preocupación cómo se ataca el matrimonio, cómo se burlan los valores cristianos”. Sorprende su posición por la contradicción inherente que entraña. ¿Qué no al aspirar al matrimonio las parejas gay están promoviendo los valores que usted celebra? Si el matrimonio es tan preciado –ya que crea un vínculo estable entre individuos que forman un hogar y una asociación económica y social–, ¿no debería usted aplaudir a quienes quieren formar parte de esta institución social vital? ¿Qué no al buscar el matrimonio las parejas gay están contribuyendo a fortalecer esa célula que usted valora? Entonces, ¿no debería ello ser motivo de celebración en vez de causa para la condena?
-El cardenal también ha argumentado que “la ley suprema perenne es la de Dios; toda ley que se le contraponga será inmoral y perversa”. ¿Pero no recuerda usted que la Constitución es la ley suprema en el Estado laico mexicano, que asienta el respeto a las opiniones de todas las creencias religiosas pero prohíbe la imposición que usted sugiere?
-César Nava ha dicho que buscará echar abajo la aprobación de los matrimonios gay con argumentos “estrictamente jurídicos”. ¿Pero qué no la ley a la que piensa apelar debe ofrecer protección y equidad tanto a hombres como a mujeres, al margen de su orientación sexual? ¿Qué no la igualdad ante la ley debe extenderse a las personas de todas las razas, religiones, lugares de origen y también preferencia sexual? ¿Puede ofrecer usted una sola razón para continuar discriminando contra miembros decentes y trabajadores de la sociedad, apelando a un argumento jurídico? Al negar el matrimonio entre homosexuales, ¿no está usted negando también el reconocimiento a la igualdad en nuestra sociedad –algo injusto e inconstitucional?
-Gran parte de los argumentos en contra del matrimonio gay están enraizados en que la tradición ha contemplado el matrimonio como una relación exclusiva entre hombres y mujeres. ¿Pero acaso los derechos y libertades que el matrimonio abarca están confinados exclusivamente a heterosexuales? El hecho de que las cosas siempre han sido de cierta manera, ¿implica que deben permanecer así? ¿Cómo explicarían ustedes el rechazo a tradiciones como la esclavitud, la segregación racial, la negación del voto a las mujeres? ¿Qué no el rompimiento con la tradición en esos casos ha sido señal de evolución y reconocimiento de la universalidad de los derechos?
-Mariana Gómez del Campo, lideresa del PAN en el DF, ha manifestado su oposición a los matrimonios gay porque “lo natural es una relación entre hombre y mujer”. ¿Acaso esa afirmación no ignora que la ciencia nos ha enseñado que muchas veces ser homosexual no es algo que se elige? ¿No ha leído y estudiado lo suficiente como para saber que la preferencia sexual puede ser tan inmutable como ser zurdo? ¿Y qué no sabe –además– que la Constitución prohíbe imponer nuestros prejuicios sobre otras personas? ¿Acaso olvida que el Estado laico existe precisamente para promover la libertad y asegurar las garantías civiles?
-Los panistas han argumentado que los matrimonios gay equivalen a un atropello a los derechos de los niños. Esa posición parte de la premisa de que los padres homosexuales serán un peligro para los niños que adopten o conciban. ¿No están al tanto de la amplia literatura académica que contradice los estereotipos comunes y descalificadores sobre los padres homosexuales? ¿Sabían ustedes que las parejas de homosexuales son tan felices o infelices como las parejas de heterosexuales? ¿Sabían que su capacidad de ser padres no es diferente a la de matrimonios heterosexuales? ¿Sabían que –según los estudios– los hijos de parejas homosexuales no tienen ni más ni menos posibilidades de ser homosexuales cuando crezcan? ¿Sabían que los hijos de parejas gay crecen de la misma manera, hacen actividades similares, practican los mismos deportes, ven los mismos videos que los hijos de parejas heterosexuales?
- Como ha argumentado el jurista conservador Theodore Olson, independientemente de lo que ustedes piensen sobre la homosexualidad, es un hecho que los gays y las lesbianas son miembros de nuestra sociedad. Forman parte de nuestras familias, de nuestras escuelas, de nuestros lugares de trabajo. Son nuestros doctores, nuestros maestros, nuestros colegas, nuestros amigos. Anhelan la aceptación, aspiran a relaciones estables, desean contribuir a la sociedad, como tantos mexicanos más. Al negarles el derecho al matrimonio, ¿no están ustedes contradiciendo los valores que tanto dicen fomentar: familias fuertes, relaciones perdurables, comunidades pobladas por personas con lazos legales y reconocidos? ¿Qué no la discriminación y el trato desigual corren en sentido contrario a todo aquello que la Iglesia y el conservadurismo promueven?
-Ustedes dicen estar en favor de la familia, en favor de la tolerancia, en favor del amor. Pero al disuadir a los homosexuales de formar relaciones –como el matrimonio– que ustedes alientan en otros, ¿no les están diciendo que son personas menos valiosas, menos legítimas, menos iguales, menos apreciadas, menos queridas? Al negarles el derecho a relaciones equitativas, ¿no los están degradando como individuos? Al referirse a sus relaciones como una “aberración” y como una “perversión”, ¿no están contribuyendo ustedes al prejuicio, a la intolerancia y a la discriminación? ¿Y qué ello no contradice el espíritu fundacional del cristianismo? ¿Y qué no todo ser humano tiene derecho a la igualdad y a la dignidad?