Extractos de literatura en donde se menciona la visión religiosa en el México antiguo en relación al origen del maíz, muestra la riqueza cultural de esta planta y la estrecha relación y sustento que la Patria Grande de América Latina tiene hacia el grano.

Posted by Michi.gon on 11:53

 
hijos del maíz...mas no jijos de maiz


En la época de Mixcóatl, cuando Quetzalcoatl bajó al reino de los muertos para conseguir huesos con que hacer los hombres, se cuenta que al llegar el dios a Tamoachán, “luego entre piedras molió lo que se llama Quilaztli Chihuacóatl (mujer serpiente), después los lavó en un preciosos lebrillo y sobre ellos Quetzalcóatl se seangró. Todos los dioses enseguida vinieron a sangrarse también: El Ribereño. El agitador de la Azada, el Portabandera. El Allanador de la Tierra, el que baja de cabeza, y el último lugar, que es el sexto, el mismo Quetzalcóatl. Por esta razón fue dicho: ¡De los dioses los hombres nacieron! Como que por nosotros los dioses derramaron sangre”
“Una vez màs los dioses dicen: - Oh dioses, ¿Qué comerán los hombres? Y ya por todas partes van en busca del maís. Fue entonces cuando la Hormiga fue a tomar maíz desgranado del monte de nuestro sustento, y al encontrar a la hormiha, Quetzalcóatl le dijo : ¿En donde fuiste a tomarlo? Dime. Pero ella no quiso decirle donde. Por mucho que le rogaba, no quería. Hasta que al fin, por tantos ruegos movida, le fue a mostrar por donde. Oída la razón, Quetzalcóatl se transformó en hormiga negra, y ya va a traer maíz, entra en unión la otra Hormiga  negra y prenden ambos a la hormiga roja, que se lleva a Quetzalcóatl hasta el lindero para disponer del grano. Luego que ha encontrado el grano, Quetzalcóatl lo lleva a Tamoanchán, luego los dioses lo comen y se ponen esta palabra en nuestros labios: “¡Con él nos hicimos fuertes!”
“Y decían: - ¿Qué haremos con el Monte de Nuestro Sustento? Al momento intenta llevarlo a cuestas Quetzalcóatl; lo ata con cuerdas, pero no pudo levantarlo. Fue entonces cuando Oxomoco echó suertes co n los granos en unión de Cipactónal. Y el purulento golpea al Monte de Nuestro Sutento. Una vez hechadas las suertes con los granos de maíz, amontonaron la tierra los dioses de la lluvia. Los de color azul, como el cielo raso, los blancos, los rojos, los amarillos. Fue entonces cuando el purulento se puso a golpear la montaña y los dioses de la lluvia arrebatan el maíz, maíz de muchos colores; maíz blanco, maíz aturquesado, morado y amarillo, y con él, frijol y bledos, y el amaranto, el chocolate: todo lo que es nuestro sustento, desde ahí se lleva consigo”
“Ya se pone Quetzalcóatl Huémac a jugar a la pelota con los dioses de la lluvia. Le dijeron estso dioses: ¿Qué ganamos en el juego? Al momento él responde: Mis piedras preciosas, mis plumas finas. Y ellos también le dijeron: Eso mismo ganarás tú; nuestras piedras y nuestras plumas. Luego se ponen a jugar a la pelota. Al fin ganó el juego Quetzalcóatl. Ya huyen los Dioses de la lluvia, van a mudar sus apuestas, van a dar una cosa por otra. En luigar de piedras finas le dan una mazorca tierna, y en lugar de quetzal, le dan un haz de hojas verdes entre las que crece la mazorca que ya está gananado. Pero Quetzalcóatl se irrita: ¿Es esto lo que he ganado? ¿No son acaso plumas de Quetzal y piedras preciosas? ¡Eso llevárcelo de auí” Entonces los Dioses de la lluvia dijeron: Está bien, como tu quieras. Denle sus piedras preciosas, denle sus plumajes ricos; tomemos nuestras propias piedras finas (los granos de mìz) y nuestras preciosas plumas (nuestras hojas verdes). Y tomron todo aquello y se alejaron, diciendo: Bien está: ahora esconderemos nuestras piedras, nuestras plumas y cuatro años reinará el hambre en la Tierra…”
Descendieron un día los dioses a una caverna, en donde el Príncipe-niño (Tlazonteotl) estaba yaciendo con la diosa Xochiquétzal. De su connubio nació un dios llamado Dios del Maíz (Centeótl). Fue sepultado en la tierra este dios recién nacido y de su cabello brotó el algodón; de una de sus orjas, una muy buena semilla que es la cabeza cabelluda y de la otra, una muy buena semilla que es la cabeza cabelluda y de la otra, una muy buena que se llama huevos de pez; de su nariz fue tomada la planta que llaman chian, excelente para templar los ardores del estío. De sus dedos brotó una planta que nace bajo la tierra y es el camote; de sus uñas el maíz largo, base del humano sustento; y del resto su cuerpo, mil otros variados frutos, que los hombres siembran y cosechan. Por eso el nombre que lleva aquel dios es de Niño Amado.
“…De maíz amarillo y maíz blanco se hizo carne; de masa de maíz se hicieron los brazos y las piernas del hombre. Únicamente masa de maíz entró en la carne de nuestros padres, los cuatro hombres que fueron creados…”

OTRA VERSIÓN

La creaciòn del hombre y del maíz

1. Au niman ye mononotsa in teteo. Kitoke:
1. Y en seguida se convocaron los dioses. Dijeron:
—¿Aki in onos kaomoman in iluikatl kaomoman in tlalteuktli aki onos Teteoye?
—¿Quién vivirá en la tierra? porque ha sido ya cimentado el cielo, y ha sido cimentada la tierra. ¿Quién habitará en la tierra, oh dioses?
2. Ye nentlamati in Sitlaliikue in Sitlalatonak in Apanteuktli, Tepankiski, tlalamanke, uiktlolinki Ketsalkouatl, Titlakauan.
2. Estaban afligidos Citlalinicue, Citlaltonac, Apantecuchtli, Tepanquizqui, Quetzalcóatl y Tezcatlipoca.
3. Au niman ye yau in Ketsalkoatl in Miktlan: itech asito in Miktlantekutli in Miktlansiuatl, niman kilui:
3. Y luego fue Quetzalcóatl al Mictlan, se acercó a Mictlantecuhtli y a Mictlancíhuatl y en seguida les dijo:
—Ka yeuatl ik niuala in chalchiuomitl in tikmopielia ka nikkuiko.
—Vengo en busca de los huesos preciosos que tú guardas, vengo a tomarlos.
4. Au niman kilui:
4. Y le dijo Mictlantecuhtli:
—¿Tle tikchiuas, Ketsalkouatlé?
—¿Qué harás con ellos, Quetzalcóatl?
5. Au yenoseppa kilui:
5. Y una vez más dijo (Quetzalcóatl):
—Ka yeuatl ik nentlamati in teteo: akin onok in tlatikpak.
—Los dioses se preocupan porque alguien viva en la tierra.
6. Au yenoseppa kito in Miktlantekutli:
6. Y respondió Mictlantecuhtli:
—Ka ye kuali, tla xokon pitsa in noteksis, au naupa xik tlayaualochti in nochalchiuteyaualko.
—Está bien, haz sonar mi caracol y da vueltas cuatro veces alrededor de mi círculo precioso.
7. Au amo makoyonki in iteksis; niman ye kinnotsa in okuilme, kikokoyonike; niman ye ik ompa kalaki in xikoti in pipiolme; niman ye kipitsa, kiualkak in Miktlantekutli. Au yenoseppa kilui in Miktlantekutli:
7. Pero su caracol no tiene agujeros; llama entonces (Quetzalcóatl) a los gusanos; éstos le hicieron los agujeros y luego entran allí los abejones y las abejas y lo hacen sonar. Al oírlo Mictlantecuhtli, dice de nuevo:
—Ka moka ye iksen nikitki.
—Está bien, toma los huesos.
8. Au niman ye kiluia in ititlauan in Miktlantekutli:
8. Pero dice Mictlantecuhtli a su servidores:
—In mikteka, xokon iluitin: ¿Teteué, san kikkauakiu?
—¡Gente del Mictlan! Dioses, decid a Quetzalcóatl que los tiene que dejar.
9. Au in Ketsakouatl niman kiualito:
9. Quetzalcóatl repuso:
—Ka moka ye iksen nikitki.
—Pues no, de una vez me apodero de ellos.
10. Au niman kiluia in inaual:
10. Y dijo a su nahual:
—Ka xikimon ilui san nikauakiu.
—Ve a decirles que vendré a dejarlos.
11. Niman kiualiui in kitsatsilitiu:
11. Y éste dijo a voces:
—San nikkauakiu.
—Vendré a dejarlos.
12. Au ik uel on tlekok, niman ye ik ye konkui in chalchiuomitl, sekni temi in okichtli in iyomio, no sekni temi in siuatl iyomio, niman ye ik kitkits.
12. Pero, luego subió, cogió los huesos preciosos. Estaban juntos de un lado los huesos de hombre y juntos de otro lado los de mujer y los tomó e hizo con ellos un ato Quetzalcóatl.
13. Au yenoseppa kimilui in Miktlantekutli in ititlauan:
13. Y una vez más Mictlantecuhtli dijo a sus servidores:
—Teteoyé, ye Nely kitki in Ketsalkouatl in chalchiuomitl. Teteoyé, xik ualalili in tlaxapochtli.
—Dioses, ¿de veras se lleva Quetzalcóatl los huesos preciosos? Dioses, id a hacer un hoyo.
14. Niman kontlalilito inik onkan motlaxapochui, motlauitek, iuan kimautike sosoltin: miktiuets au in chalchiuomitl niman ik kisenmantiues, niman kikankuake in sosoltin, kiteteiske; au niman ik ualmoskali in Ketsalkouatl, niman ye ik choka, niman ye kiluia in inaual:
14. Luego fueron a hacerlo y Quetzalcóatl se cayó en el hoyo, se tropezó y lo espantaron las codornices. Cayó muerto y se esparcieron allí los huesos preciosos, que mordieron y royeron las codornices. Resucita después Quetzalcóatl, se aflige y dice a su nahual:
—¿Nonaualé, ke yes i?
—¿Qué haré, nahual mío?
15. Au niman ye kiluia:
15. Y este le respondió:
—Kenin yes, kanel otlatlakau masonel yuki yau.
—Puesto que la cosa salió mal, que resulte como sea.
16. Au niman ye konnechikoa, kon pepen, konkimilo; niman ik kitkik in Tamoanchan, au in okonaxiti niman ye kitesi itoka Kilaxtli, yeuatl is Sippakouatl; niman ye ik kitema in chalchiuapasko, au niman ye ipan motepoliso in Ketsalkouatl; niman mochintin tlamaseua in teteoin nipa omoteneuke; niman Apantekutli, in Uiktlolinki, Tepankiski, Tlalamanak, Tesontemok, techikuaseka in Keskouatl: au niman kitoke:
16. Los recoge, los junta, hace un lío con ellos, que luego llevó a Tamoanchan. Y tan pronto llegó, la que se llama Quilaztli, que es Cihuacóatl, los molió y los puso después sobre un barreño precioso. Quetzalcóatl sobre él se sangró su miembro. Y en seguida hicieron penitencia los dioses que se han nombrado: Apantecuhtli, Huictolinqui, Tepanquizqui Tlallamánac, Tzontémoc y el sexto de ellos Quetzalcóatl. Y dijeron:
—Otlakatke in teteo in maseualtin.
—Han nacido, oh dioses, los macehuales (los merecidos por la penitencia).
17. Ye ika in otopantlamaseuke.
17. Porque, por nosotros hicieron penitencia (los dioses).
18. Yenoseppa kitoke:
—¿Tlein kikuaske, teteoyé?

18. Así pues de nuevo dijeron (los dioses):
—¿Qué comerán (los hombres), oh dioses? ¡Que descienda el maíz, nuestro sustento!

19. Au niman kikuito in askatl in tlaoli in itik Tonakatepetl, au niman ye kinamiqi in askatl in Ketsalkouatl kilui:
—¿Kan otikkuito? Xi nechilui.

19. Pero entonces la hormiga va a coger el maíz desgranado, dentro del Monte de nuestro sustento Quetzalcóatl se encuentra a la hormiga, le dice:
—¿Dónde fuiste a tomar el maíz? dímelo.

20. Au amo kiluisneki, senka kitekitlatlania, niman kiluia ka nechka niman ye kiuika, au niman ik tlilaskatl mokuep in Ketsalkoatl, niman ye kiuika; niman ye ik kalaki, niman ye ik kisasaka neuan in tlatlaukiaskatl in mache kiuikak in Ketsalkouatl tlatempan kiualalia in tlaoli, niman ye kitki in Tamoanchan, au niman ye ik totenko kitlalia \"inik tiuapauke\", au niman ya kitoua:
20. Mas la hormiga no quiere decírselo. Quetzalcóatl con insistencia le hace preguntas. A cabo dice la hormiga: —En verdad allí. Entonces guía a Quetzalcóatl, éste se transforma en hormiga negra. La hormiga roja lo guía, lo introduce luego al Monte de nuestro sustento. Entonces ambos sacan y sacan maíz. Dizque la hormiga roja guió a Quetzalcóatl hasta la orilla del monte, donde estuvieron colocando el maíz desgranado. Luego Quetzalcóatl lo llevó a cuestas a Tamoanchan. Allí abundantemente comieron los dioses, después en nuestros labios puso maíz Quetzalcóatl, Y luego dijeron los dioses:
—¿Ken tikkchiuaske in Tonakatepetl?
—¿Qué haremos con el Monte de nuestro sustento?
21. Au niman san ya kimamasneki in Ketsalkouatl, kimekayoti, au amo keu; au niman ye kitlapouia in Oxomoko, au niman ye kitlapouia in Sipaktonal in isiuau…
21. Mas el monte allí quiere quedarse, Quetzalcóatl lo ata, pero no puede jalarlo. Entre tanto echaba suertes Oxomoco, y también echaba suertes Cipactónal, la mujer de Oxomoco, porque era mujer Cipactónal.
22. Aun niman kitike in Oxomoko in Sipaktonal ka san kiuiteki in Nanauatl in Tonakatepetl. Ka okitlapouike.
22. Luego dijeron Oxomoco y Cipactónal:
—Tan sólo si lanza un rayo Nanáhuatl, quedará abierto el Monte de nuestro sustento.






23. Au niman ye netlaluilo in Tlaloke: in xoxouki Tlaloke, istak Tlaloke, tlatlauki Tlaloke, kosauki Tlaloke; niman ye kiuiteki in Nanauatl au niman ye namoyelo in Tlaloke in tonakayotl: in istak, in yauitl, in kostik, in xiutoktli, in etl, in uautli, in chian, in michiuautli: ixkich namoyolok in tonakayotl.
23. Entonces bajaron los tlaloques (dioses de la lluvia), los tlaloques azules, los tlaloques blancos, los tlaloques amarillos, los tlaloques rojos. Nanáhuatl lanzó enseguida un rayo, entonces tuvo lugar el robo del maíz, nuestro sustento, por parte de los tlaloques. El maíz blanco, el obscuro, el amarillo, el maíz rojo, los frijoles, la chía, los bledos, los bledos de pez, nuestro sustento, fueron robados para nosotros.





Centéotl  (dios del máiz)                                                                                                  Cihuacoatl


 Mixcoatl                                                                                                                        Tlazonteotl


 Xochiquetzal    



Origen :
Códice Chimalpopoca , Leyendas de los soles , folio 77
Náhuatl :
Paleografía de Angel María GARIBAY, en Llave del náhuatl
Español :
Trad. de Miguel LEÓN-PORTILLA, Los antiguos mexicanos